romance en la bóveda celeste, elementos de astronomía inspirada




El 8 de junio de 2004 ocurrió un fenómeno notable en el cielo: Venus se interpuso entre el disco solar y la Tierra y efectuó un tránsito aparente por su disco. Esto es un posicionamiento muy raro de estos tres astros y ocurre solo cada 120 años. En esa oportunidad escribí el siguiente estudio haciendo referencia a elementos de astrología inspirada - que nada tiene que ver con la astrología adivinatoria – para explorar el significado de ese tránsito celeste que atrajo la atención del mundo. Esta es la la primera parte de ese estudio:




EL TRÁNSITO DE VENUS
POR EL DISCO SOLAR
Y LA HISTORIA DE
PERSEO Y ANDRÓMEDA
(Una profecía inscrita en el cielo
para la iglesia/ remanente de Israel/
"virgen de Israel")





Hay una historia inscrita en la bóveda celeste desde tiempos ancestrales que dice así:

"Andrómeda fue encadenada a una roca esperando que Cetus, el monstruo marino, la devorara. Cuando Andrómeda creía que era su final, llegó Perseo montado sobre Pegaso, el caballo volador. El monstruo marino fue rápidamente vencido por Perseo, el cual voló triunfante con su princesa rescatada y se casó con ella."


"Andrómeda", "Cetus" y "Perseo" son nombres griegos para constelaciones que existían desde el origen de la historia.


Veamos todo con detenimiento ya que este es un tema que hay que explicar con cuidado desde el cristianismo para separar lo verdadero de lo falso y descubrir su valor. Vamos a apegarnos siempre al texto bíblico y a lo que podemos saber sobre el origen ancestral de la interpretación inspirada del firmamento:


El sabio y astrónomo Ptolomeo - 150 D.C. - consideraba a las constelaciones y los relatos relacionados con ellas como revestidos de una "autoridad indiscutible, de origen desconocido, y de antigüedad imposible de averiguar". Y Josefo - el historiador judío casi coetáneo de Ptolomeo - es mas preciso y narra en "Antigüedades de los Judíos" que el origen de este formidable ramillete de "historias" narradas en los cielos esta en las proviene de Set, el tercer hijo de Adán y Eva, quien desvelo esas historias en la resplandeciente bóveda celeste - habiendo recibido revelación divina - y las gravo cuidadosamente para la posteridad. Y este registro lo hizo en dos columnas: una de ladrillo y otra de piedra. El testimonio grabado en la columna de piedra todavía se podía localizar en tiempos de Josefo - según él mismo declara - y en concordancia con ello el emperador asirio Asurbanipal - 672-631 A.C. - afirma solemnemente:


"yo me gozo en leer las inscripciones en piedra desde la época anterior al diluvio"

Frase que solo puede hacer referencia a la columna de piedra con la revelación de la "narrativa celeste" del ciclo las constelaciones grabada por Set.


De modo que aquello que a Ptolomeo le parecía de una "autoridad indiscutible" aunque no acertaba a fijarle una fecha en el pasado remoto, esto es, el discernimiento de grupos de figuras en la bóveda celeste llamadas "constelaciones" que agrupan en su seno conjuntos de estrellas caprichosamente, que hacen referencia a animales - algunos extraños - "héroes celestes", centauros, una virgen, coronas, un altar de fuego, flechas, una lira, un río de extenso recorrido, una nave, etc.., en actitudes que los relacionan de tal modo que parecen contar una extraña historia, si consideramos el testimonio contrastado del historiador judío Josefo y del legendario emperador asirio Asurbanipal - que nos legó su completísima y extraordinaria biblioteca - se habrían originado antes del diluvio (Génesis 7-8) y mas precisamente - según Josefo - en el seno de la familia del justo Set.


De esa época antediluviana viene entonces la historia que invoco al inicio de este estudio, aunque con mucha seguridad los protagonistas no se llamaban entonces: "Perseo", "Andrómeda" o "Pegaso". Estos son nombres griegos relacionados con historias que con seguridad distorsionan en algo - a veces en mucho - las originales, del mismo modo que las hiedras y la vegetación feraz carcomen un edificio antiguo - ya abandonado - dejando entrever a veces claramente el antiguo perfil y sus características volumétricas, y en otras ocultándolo por completo debajo de la umbría masa vegetal. Sin embargo, a pesar de las distorsiones y los ocultamientos, algunas historias que narran las constelaciones parecen familiares a quienes conocemos el plan establecido desde "antes de la fundación del mundo" por Dios/Elohim para la redención de su pueblo santo: la "virgen hija de Sión" (Lamentaciones 2:13)


Repasemos de nuevo la historia del inicio:

"Perseo" es un príncipe que desciende desde el cielo montado en un caballo blanco llevando su espada en alto con intención de matar a "Cetus", que es "una bestia que sale del mar". La intención de "Cetus" es devorar a la princesa "Andrómeda" encadenada a una roca a la orilla del mar. "Perseo", el caballero que desciende desde lo alto, esta locamente enamorado de la princesa encadenada y - luego de matar a Cetus y soltar las cadenas de su amada - vuela con ella de retorno al cielo en donde la desposa (NOTA 1).
Casi nos sale decir: Amen y amen.


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Dice así en Génesis 1: 14-15:

"Entonces Dios dijo: 'Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales"

Las "fechas especiales" que señalan las lumbreras del cielo han de tener que ver - si narran una historia de inspiración divina- con acontecimientos vinculados al plan de redención que es el mensaje excluyente de Dios/Elohim en su trato con los hombres. Y de entre las lumbreras del cielo podemos identificar a una muy especial que es mencionada una y otra vez en el relato bíblico: el "lucero de la mañana".


Veamos algunas citas:

"...Yo soy la raíz y el linaje de David,
la estrella resplandeciente de la mañana"
(Apocalipsis 22:16)

Esta declaración no tiene doble interpretación, identifica al "planeta Venus" - que así llamamos al astro que la Biblia llama uniformemente: lucero/estrella de la mañana - con nuestro Señor, el Hijo de David. Esta clara declaración no es algo para pasar por alto ya que identifica al mal llamado "Venus" con el Señor "cuya venida es cierta como el alba". Aquí tenemos una de las marcas de la interpretación inspirada entregada al justo Set por Dios/Elohim casi 6.000 años atrás confirmada en la Biblia.


Y hay otras dos citas importantes sobre el "lucero de la mañana":

"Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin,
yo le daré autoridad sobre las naciones...
y le daré la estrella de la mañana."
(Apocalipsis 2:26-28)

Es decir, aquí se trata de la máxima condecoración a la que podemos aspirar los redimido como representantes plenipotenciarios del futuro Rey de reyes y Señor de señores: "yo le daré autoridad sobre naciones...y la estrella de la mañana". La "estrella de la mañana" parece ser un distintivo de realeza. ¡Tremendo!


Y también leemos en 2 Pedro 1:19:

"Tenemos también
la palabra profética mas segura,
a la cual hacéis bien en estar atentos...
hasta que el día esclarezca
y el lucero de la mañana
salga en vuestros corazones"

Aquí este cintilante astro representa la mayor obra - el mayor portento - o de Dios/Elohim para con el hombre: el resplandecer de la Palabra profética en las tinieblas del corazón no redimido. Este es el íntimo momento augural de la redención en cada uno. El momento en que estamos siendo hechos "hijos de Dios/Elohim", hermanos de su "primogénito", el "hijo varón" de la mujer "vestida de sol" de Apocalípsis 12 que ha de gobernar con "vara de hierro" las naciones.


Tenemos tres significados preciosos de "Venus"/lucero de la mañana para meditar:

1) nuestro Señor, "la raíz de David";
2) el galardón a los santos al final del camino;
3) el amanecer de la palabra profética en nuestros corazones.

¡¿cuál de estos tres significados del lucero de la mañana nos conmueve más?! Todos tienen que ver con nuestro Señor, el Marido y Redentor de la "virgen de ISRAEL", y si tenemos a uno, tenemos todos.

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Y hay aun más referencias a este astro que parece acaparar el simbolismo del "espíritu de la profecía" para el pueblo de Dios/Elohim - ISRAEL - :


Balaam - cuando aun ISRAEL andaba errante en el desierto - vio el "lucero de la mañana" al final de la historia señalando el nacimiento y el reinado final del Mesías:

"Lo veré, mas no ahora;
lo miraré, mas no de cerca:
Saldrá ESTRELLA de Jacob
y se levantará cetro de Israel"
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Y la contundencia de estas pasajes - amados por los que tienen intimidad con la Palabra - despierta en estos días nuestro interés cuando vemos suceder algo especial en los cielos, que involucra a este extraordinario lucero celeste. En efecto, si al espectáculo inusual tanto por su rareza como por su belleza - sucede cada 120 años - lo vemos a través de la historia de las constelaciones revelada debemos prepararnos para una sorpresa de parte de Dios/Elohim.

Con seguridad el transito aparente de "Venus" - el lucero de la mañana - delante del disco solar es una campanada del "reloj" de las "ordenanzas de los cielos" (Job 38:33) que debemos discernir espiritualmente.


El significado espiritual de lo que esta sucediendo en los cielos siempre se lee en la historia de las constelaciones que están pasando por el cenit. Reparemos entonces en algo muy especial:


durante las 5 horas y 53 minutos de este 8 de junio de 2004 en que "Venus" recorto su imagen sobre el "astro Rey", desfilaron por el cenit de la bóveda celeste - en la latitud de Jerusalem - las constelaciones que anuncian el singular romance entre "Perseo" y "Andrómeda". Esto es, la liberación de las cadenas de la virgen exhausta al borde del mar, por parte del Príncipe que desciende del cielo, mata a la bestia que la amenazaba, y luego de quebrar sus cadenas, vuela con ella de retorno al cielo montado en un caballo blanco para desposarla para siempre.
¡Waaw!
¡¡¡Viene aliento del cielo para la iglesia/remanente de Israel/"virgen de Israel", algo diferente está por ocurrir: el Novio desciende en busca de su amada en peligro. El lucero de la profecía nos invita a atender al significado espiritual del romance mas grande que se haya contado, inscrito en la bóveda celeste!!!

¡¡¡Se acercan las bodas celestiales para los redimidos!!!

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ELEMENTOS DE ASTROLOGÍA INSPIRADA


1) Luego que dio comienzo el registro de la Palabra de Dios/Elohim, a partir de Moisés, el relato de las constelaciones - ya usurpado y violado varias veces por las distintas civilizaciones que intentaron apropiarse de sus misterios - dejo de tener vigencia para la comunicación del propósito divino a los hombres. De todos modos podemos leer en el libro de Job - el mas antiguo de la Biblia - afirmaciones que sostienen que el Autor de las Constelaciones es Dios/Elohim (Job 9:9; 38:31). Y aun encontramos referencias en Amos 5:8 e Isaias 40:26 que nos dicen - con respecto a las estrellas - que Él es quien "las saca y las llama por su nombre", y que son Su "ejercito" y que "lo adoran" a Él (Nehemias 9:6). Y en Job 38:33 se lee:



"¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos?
¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?"


Sin embargo, toda esta espléndida sabiduría y poder manifiesto del Omnipotente dio origen con el pasar de los siglos a una extraña inversión y se comenzó a adorar el ejercito celestial que tan magnificas señales ocultaba olvidando a su Creador. Y esto se asocio después con la adivinación profana y la idolatría, definiendo un culto abominable que robaba la adoración de Aquel que era su legitimo destinatario y se la entregaba a los astros por Él creados. A ellos se les quemaba incienso en lugares altos (2 Reyes 17:16;23:5) dejando de lado "todos los mandamientos de YaHVéH". El relato de los cielos inscripto en las constelaciones era - en realidad - la firma del creador del universo sobre su creación, pero esto había sido trágicamente invertido. Y finalmente esta corrupción provocó Su ira y la condenación expresa a toda observación de los astros ya que esta era solo un soporte de grosera adivinación. Así se diluyo en las tinieblas de la historia el magnifico relato revelado a Set - cuyos cuidadosos registros nunca conocimos, aunque quizás si lo haya hecho Arzunanipal - y que por mucho tiempo fue el único testimonio a los hombres del Plan de Redención de la humanidad programado desde "antes de la fundación del mundo" por Dios/Elohim. Y así hoy observamos con el entendimiento entenebrecido los vestigios de aquel fresco audiovisual celeste original cuyos protagonistas - las constelaciones y los astros - siguen marcando "años y fechas especiales" en el reloj universal del Eterno. Sin embargo, como restos discernibles de ruinas de nobles edificios, por momentos percibimos los restos de su antigua gloria cuando los vemos a la luz de la inerrante Palabra revelada por Dios/Elohim: la Biblia. Este es el caso del relato de "Perseo", "Andrómeda" y el caballo "Pegaso", así como de "Ofiuco" y la "Serpiente" a los que me refiero en este articulo que pueden discernirse con claridad indiscutible a partir de los dogmas básicos de nuestra fe que para nada contradicen, sino que reafirman maravillosamente, aumentando así - si posible fuera - nuestra fe en el Creador de los "cielos y la tierra".


2) "Venus" - el lucero de la mañana - ha representado en el cielo a los "dioses" mas "influyentes" de la mitología a lo largo de la historia de la humanidad. En Sumeria representó a la terrible Inanna, en Babilonia a Ishtar, y a la Astarté fenicia que se adoraba junto con el "ejercito de los cielos" en el reino norteño de Israel y luego también en Jerusalem lo que provocó la prohibición de YaHVéH - como una abominación grotesca - de la observación de los cielos con fines de discernimiento de fortuna o eventos futuros.

Y fue también el "lucero de la mañana" - y veremos que también de la tarde - fue asociado a Isis en Egipto, y a Demeter, Ceres o Venus/Afrodita en la mitología grecorromana. El carácter de los "dioses" y "diosas" asociados a este astro - ahora lo llamamos planeta - tenía características que se asociaban con la particular evolución en los cielos del "lucero de la mañana". Lo mas destacable es que "Venus" aparece 260 días en el anochecer - en su elongacion oeste - luego se sumerge detrás del horizonte durante 50 días y vuelve a aparecer - en su elongacion este - en el cielo del amanecer durante otros 260 días. Pero además, durante su evolución, tanto en el amanecer, como en el anochecer, va cambiando su brillo a lo largo de los días generando un espectáculo llamativo de gran vivacidad y encanto, siempre cercano al horizonte y por lo tanto a la vista pedestre del hombre. Esto lo hacía siempre notable a la vista de aquellos que vivían - en las edades antiguas - debajo de la bóveda estrellada percibiendo cada una de sus sutilezas. En el momento de su mayor brillo "Venus" es el astro mas brillante en el cielo - después del sol y de la luna - pudiéndose ver sin dificultad aun durante el día. Y antes de sumergirse detrás del horizonte, o en el momento de emerger luego de 50 días de ausencia, manifiesta un aparente centelleo que agrega misterio a su evolución celestial. En las mitologías antiguas, muchas veces el "dios" asociado con "Venus" cambia de nombre - o de "dios" - ya sea la fase vespertina o a la matutina. En el caso de Ishtar hasta cambia de sexo, siendo masculina en su fase matutina y femenina en la fase vespertina. La civilización contemporánea - que vive bajo las "luces de neón" o frente al centelleo de la pantalla de TV - es ignorante de los fenómenos celestes, y quizás no entienda o le parezca algo menor que a nuestro Señor se le asocie en la Palabra con el "lucero de la mañana". Sin embargo - como ya referimos - Dios/Elohim puso los luceros en el cielo y determino sus trayectorias, su brillo, su color, y características particulares, con un propósito específico: ellos no están allí por casualidad, ni se mueven a su antojo. Así, si conociéramos la astronomía inspirada que le fue revelada a Set, encontraríamos en las características y evolución de los astros principales muchos mensajes claros del Eterno. La singular belleza del brillo de "Venus" - por ejemplo - se debe a que su atmósfera es gaseosa y refleja los rayos del sol de una forma resplandeciente y vibrante; pero podría no ser así. "Venus" podría ser seco y sin atmósfera, un pedazo de roca tórrido colgando en el cielo, pero así no podría representar al Hijo del Dios Viviente: por eso tiene una atmósfera incandescente y es como es, para que su brillo y trayectoria cautive el corazón de los hombres. Dios/Elohim puso los luceros como "señales", no para que los exploremos tentando sacar algún provecho de ellos, de ninguna utilidad pueden sernos porque no están allí para protagonizar aventuras espaciales sino como manecillas de un inconmensurable reloj cósmico que marca los misterios del Eterno:


"¿Supiste tu las ordenanzas de los cielos?
¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?"
dice Job 38:33.


Esto quiere decir que hay un inmenso orden divino - inalcanzable para la mente humana - "tanto en los cielos como en la tierra" y una coordinación precisa entre ambos.


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Para abundar, digamos que hay ciertos hechos que llaman nuestra atención en la mitología antigua: los "dioses" asociados con el "lucero del alba" son una mezcla difícil de entender: son a menudo "dioses" del amor y a la vez guerreros, sin entenderse cual de las dos características es la que prevalece en su carácter. Infundían tanto amor servicial, como terror en sus prosélitos, y, con frecuencia, encontramos además en sus "biografías" que muchos de ellos "descendían" a los infiernos o al "reino de la muerte" en busca de alguien o de algo y "emergían" de allí victoriosos. También estaban frecuentemente asociados con los misterios de la germinación vegetal - los "cultos de la fertilidad" que tanto ofendieron a Dios/Elohim - y con la estación de la cosecha. Todo esto aparece como una mezcla caprichosa de cosas diferentes y contradictorias, pero revelan ciertos temas o tópicos comunes entre todas las mitologías a lo largo de los siglos, con variaciones es claro, pero con una constancia en lo que se refiere a los "dioses" asociados al "lucero de la mañana/tarde" que no deja de ser curioso y merecedor de un explicación tentativa. Vamos a llegar a ella mas adelante porque es interesante para nuestra edificación, pero antes es útil agregar que al "lucero de la mañana/tarde" no solo lo veneraron las grandes civilizaciones centrales de la humanidad que acabo de citar, sino que en América, el mundo Maya fundaba todo su complejo - y casi perfecto - sistema de cronología astronómica - su famoso calendario - en los ciclos del astro que llamamos "Venus", no en los del sol o la luna. Además: Quetzalcóatl - la "serpiente emplumada" que nos recuerda a aquella que sostiene "Ofiuco" en sus manos ofreciéndola al mundo - que es la divinidad mas influyente e importante del culto mesoamericano - estaba también asociada al "lucero de la mañana", tanto que Quetzalcóatl era llamado también "el Señor del Alba", expresión cuyo significado es equivalente a "lucero de la mañana". ¡Tremendo!


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Ante tanta "competencia" por la titularidad del "lucero de la mañana" por parte de los "dioses" principales de las mitologías de todos los tiempos es imposible no reflexionar que una de las explicaciones mas apropiada para esta misteriosa "concordancia" sea la de que las "inscripciones en piedra" que Arzubanipal había leído gozosamente y que provenían "desde la época anterior al diluvio" - refiriéndose a la columna de piedra en que la familia de Set grabó los misterios de la astrología inspirada - fueron leídas por muchos que - sin revelación inspirada - quisieron robar sus sus secretos. Y así los elementos básicos sobre el misterio de los cielos inscrito en esa piedra prediluviana se pernearon al mundo antiguo en relatos de segunda y tercera mano que fueron desfigurando la historia original y engendrando "hijos bastardos" de ella, que son los "dioses" y "diosas" prioncipales de las mitologías antiguas.


Esto explicaría porque el "lucero de la mañana" es tan disputado en el panteón de los dioses mitologicos. Es decir, nos parece que uno de los misterios que se escaparon de aquella piedra con inscripciones sagradas fue este que comentamos: la asociación del "lucero de la mañana" con "alguien" poderoso que era "señor del cielo" y - a la vez - cercano a los hombres, que sufrió en manos humanas por inspiración del maligno, que era tierno y amable por los hombres pero también tenía un perfil terrorífico y airado; que descendió a los "infiernos" y
de allí volvió o de algún modo tiene comunicación permanente con ese "otro lado", como es el caso de Osiris. No todas estas características se dan juntas en un solo "dios"/"diosa" de las mitologías antiguas, muchas veces se dan unas y no otras, pero es frecuente que el carácter "contradictorio" se manifieste de algún modo. Además, en el caso de Quetzalcoat, el mas coherente con el relato bíblico de todos los "dioses"/"diosas" mitológicos asociados con el "lucero de la mañana", se añade un detalle no menor: la creencia de que volvería a terminar una obra abruptamente interrumpida e inaugurar un periodo de felicidad simpar para los hombres.


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La explicación mas plausible - entonces - a estas concordancias mitológicas de todos los tiempos es que nuestro Señor - el "lucero de la mañana" en el texto bíblico - posee rasgos contradictorios coexistiendo en una misma Persona que fueron mal interpretados por las copias de mala calidad que pretendieron sustituirlo. En efecto: es el cordero expiatorio y al mismo tiempo el León de Juda victorioso, es el que viene "humilde, y cabalgando sobre un asno" y el portentoso jinete que abrirá los cielos al final de la historia (el "Fiel y Verdadero... montado en un caballo blanco"); es el Siervo sufriente de Isaias 53 y el Mesías Príncipe de Daniel 9:24-2 ; es el que colgó de la cruz exánime con el cuerpo destrozado a latigazos, el que luego "descendió a los infiernos" y se levanto de los muertos al tercer día, en gloria. Es el verdadero hombre y el verdadero Dios en una sola Persona. En el Apocalipsis es el Cordero que se ira y despierta terror (Apocalipsis 6:16), opuesto al "Siervo sufriente" y pacifico de los evangelios. Y así podríamos seguir añadiendo "contradicciones" aparentes que, sin embargo, no componen un carácter contradictorio y/o caprichoso cuando se refieren al "Hijo de Dios". Todo encuentra en Él ese equilibrio y coherencia superior que nos deja estupefactos propio de la sabiduría divina.


Es por eso que la evolución de "Venus" en el cielo, su salida a la mañana con la frescura del rocío durante un período de tiempo y su apariencia temible anunciando el advenimiento de las tinieblas de la noche en otro tiempo, el acercamiento y alejamiento de su trayectoria del disco solar sobre la línea del horizonte evolucionando hacia un lado y hacia el otro en una posicion en el cielo cercana al horizonte y - por tanto - a la vista de todos. Sus fases y los sorprendentes cambios de brillo que caracterizan su trayectoria, sumado a su misteriosa desaparición del cielo durante 50 días - todo eso - relata la pasión y la victoria del Hijo de Dios, su muerte, su visita al infierno y su resurrección, su amor misericordioso y su ira destructora sobre los impíos en su segunda venida en gloria al final de los tiempos.


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Para culminar estas referencias, que tejen los hilos profundos de la historia religiosa de la humanidad veremos la ultima faceta: nuestro Señor también estuvo asociado a las cosechas, como muchos de los "dioses" y "diosas" asociados al "lucero de la mañana" que cito en el inicio de esta nota. En ISRAEL había dos series de fiestas solemnes: las fiestas de la primavera, y las fiestas de otoño. Las primeras tienen como evento central la Pacua/Pesaj, y las segunda las Fiesta de los Tabernáculos. En ambas había eventos y significados vinculados a la cosechas, solo que en las fiestas de la primavera se celebraba la cosecha de granos y en la de las fiestas de otoño las cosechas de frutos. Las "diosas" vinculadas al "lucero de la mañana" en las mitologías antiguas se vinculaban con la cosecha de granos. Leemos en 1 Corintios 15:20:


"pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos;
primicia de los que murieron es hecho"


esto hace referencia a la fiesta de las primicias que era el evento final de las fiestas de la primavera y se celebraba "meciendo las gavillas" de la primera cosecha de granos delante de YaHVéH.


"Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de
YaHVéH,
para que seáis aceptos;
el día siguiente del día de reposo la mecerá".
(Levíticos 23:11)


Y el día de esa fiesta caía siempre en domingo - primer día de la semana - día en que el Jesus/Yeshua resucito de entre los muertos revestido de gloria que luego fue el día de la semana escogido para celebrar la cena del Señor. De este modo el "lucero de la mañana" bíblico - nuestro Señor Jesucristo -, especialmente el día de su resurrección que iluminó la historia de los hombres, esta asociado a la festividad agrícola asociada a la cosecha de los granos
en ISRAEL, ordenada por YaHVéH con santa convocatoria.


Nuevamente aquí las mitologías hicieron una pésima copia asociando - en medio de significados que incluían la idea de muerte y resurrección como en el caso de Osiris y Demeter/Ceres
- a los "dioses" asociados al cintilante astro que hoy llamamos "Venus" con la cosecha de granos.



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Concluyendo: hubo copias funestas a lo largo de toda la historia de la humanidad que intentaron apropiarse de la sabiduría de las "ordenanzas de los cielos" y de nuestro "lucero de la mañana" para construir un sistema de adoración idolátrico que reflejaba vagamente - "como por un espejo oscuro" - lo que se había filtrado de las inscripciones de la columna de piedra grabada por Set antes del diluvio. Pero "la raíz de David" - Yeshuahamashiaj - es el verdadero y único "lucero de la mañana" y su magnificencia y carácter se distingue con resplandeciente nitidez de las falsificaciones con que se le asociaron en el mundo antiguo. Además, Él no es un ídolo mudo escondido en un templo: esta Vivo desde la eternidad hasta la eternidad y habita, si le damos cabida y lo invitamos, en nuestros corazones para salvación y vida eterna.


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Para una breve descripción de algunos de los temas referidos
en este estudio puede consultarse el artículo de Wikipedia:

La observación de Venus