El "endurecimiento" de “Judá”
y el tiempo de su redención.


Cuando YaHVéH se disponía a desterrar entre las naciones a la apostata “casa de Israel”, extirpándola del seno de su pueblo, declaraba una actitud muy diferente con respecto a la otra parte de ISRAEL, la “casa de Judá”:

"Pero de la casa de Judá tendré misericordia:
los salvaré por YaHVéH, su Dios”.
Oseas 1:7

Esta es una promesa solemne al pueblo judío: un día recibiría la “salvación de YaHVéH”, que es Jesus, el Cristo. Pero sin embargo ciento treinta años mas tarde de que los “hijos de Israel”/”casa de Israel”/”Efraín” hubieran sido llevados al cautiverio asirio (exactamente en el 586 AC) el pueblo judío también sería llevado al exilio, esta vez a Babilonia. Y esto por la misma causa que la “casa de Israel”: su rebelión contra YaHVéH. Hubo entonces dos exilios de ISRAEL, el de la “casa de Israel” a Asiria y el la “casa de Judá” a Babilonia. Aunque en las “iglesias de Cristo” generalmente se enseña solo el ultimo en detalle, lo que ha contribuido a muchas confusiones teológicas.


Y el profeta Daniel se refiere así a esos dos cautiverios:

“Tuya es, Señor, la justicia,
y nuestra la confusión de rostro
que ... lleva todo hombre de Judá, ..
y todo ISRAEL,
los de cerca y los de lejos,
en todas las tierras adonde los has echado
a causa de su rebelión”.
Daniel 9:7

En donde “los de cerca” se refiere a la “casa de Judá” y “los de lejos” se refiere a la “casa de Israel”. De modo que los grandes profetas del AT - no solo Daniel - tenían muy presente el destierro de la “casa de Israel” y no reducían la nación de ISRAEL solo a la “casa de Judá”.
Ahora bien, en el comienzo del libro del profeta Isaías, se hacen graves cargos al pueblo judío:

"Crié hijos y los engrandecí,
pero ellos se rebelaron contra mí,...
mi pueblo no tiene conocimiento...
¡Dejaron a YaHVéH,
provocaron a ira al Santo de Israel,
se volvieron atrás!
Isaías 1: 2-4

Y se anuncia de muchas maneras juicio sobre la “casa de Judá”. Y así vemos la repetición de acusaciones que YaHVéH ya había dicho sobre la “casa de Israel”: que las fiestas solemnes, los sacrificios y las salmodias realizadas por gente de corazón endurecido y cargados de pecados ya no los soporta. Y aplica la imagen de la prostituta también a la “casa de Judá” como antes a la “casa de Israel”. Refiriéndose a Jerusalem afirma:

“¿Cómo te has convertido en ramera,
tú, la ciudad fiel?
Llena estuvo de justicia,
en ella habitó la equidad,
¡pero ahora la habitan los homicidas!”
Isaías 1:21

Y también habla de una riqueza boyante conseguida con codicia y con la permisividad de cultos y costumbres extranjeras:

“Ciertamente tú has dejado tu pueblo,
la casa de Jacob,
porque están llenos de costumbres
traídas del oriente...
y pactan con hijos de extranjeros.
Su tierra está llena de plata y de oro,
sus tesoros no tienen fin”.
Isaías 2:6-7

El pueblo judío iría entonces al exilio de Babilonia pero de allí volvería 70 años mas tarde y reconstruiría en parte su relación con Dios/Elohim – YaHVéH – aunque manteniendo un corazón NO regenerado. En Jeremías 3:10-11 leemos cosas terribles:

“y después de todo esto,
la infiel Judá tampoco volvió a mí
de todo corazón, sino que me engañó.
Yo, el Señor, lo afirmo...
La rebelde Israel es menos culpable
que la infiel Judá.

Lo que nos dice que la “Israel” del destierro estaba presente hasta para hacer comparaciones dolorosas.

Estaba pendiente entonces un “nuevo nacimiento”, un cambio de corazón, una operación regenerativa que alejara para siempre la rebelión y el pecado, tanto para “Israel” como para “Judá”. Es lo que se anuncia en Jeremías 31:31-33 en el contexto de una “nueva alianza” (que es lo mismo que un Nuevo Pacto):

"Vendrá un día en que haré
una nueva alianza
con Israel y con Judá: ...
Pondré mi ley en su corazón
y la escribiré en su mente...”

Es que sin ese “corazón” y “mente” regenerados por el Espíritu, la “casa de Judá” no podría acceder al “Pacto sempiterno” y a la “heredad sempiterna” prometida a la descendencia de Abraham. Iba a ser necesario lo que en el lenguaje del Nuevo Pacto se llama un “nuevo nacimiento”. Pero Isaías promete que habrá sin duda – no podría ser de otra manera - un remanente de la “casa de Judá” que sobrevivirá a la ira aunque de nuevo utiliza un lenguaje severo:

“Y si queda aún en ella la décima parte,
esta volverá a ser destruida;
pero como el roble y la encina,
que al ser cortados aún queda el tronco,
así será el tronco, la simiente santa”.
Isaías 6:13

De modo que hay una promesa solemne que del tronco talado de la “casa de Judá” – como en el caso de la “casa de Israel” – crecerán retoños santos, porque Santa es la simiente. Con esto en mente estudiemos el “endurecimiento” del pueblo judío tal como es presentado en las Escrituras:


***

En el capítulo seis de Isaías, en donde se encuentra la visión del Trono de YaHVéH y el llamamiento del profeta, leemos un juicio sobre “Judá” que perduraría:

Y dijo (YaHVéH):
- ‘Anda, y dile a este pueblo:
"Oíd bien, y no entendáis;
ved por cierto, pero no comprendáis".
Embota el corazón de este pueblo,
endurece sus oídos y ciega sus ojos,
para que no vea con sus ojos
ni oiga con sus oídos
ni su corazón entienda,
ni se convierta y haya para él sanidad’”.
Isaías 6:9 -10

Y este juicio estaba vigente en los días de Jesús/Yeshua. Y tanto lo estaba que el Maestro hace referencia a el una y otra vez. Por ejemplo cuando llama aparte a sus discípulos para explicar la parábola del sembrador, y les dice:

“Por eso les hablo por parábolas:
porque viendo no ven,
y oyendo no oyen ni entienden.
De manera que se cumple en ellos
la profecía de Isaías, que dijo:
‘De oído oiréis, y no entenderéis;
y viendo veréis, y no percibiréis’”,
Mateo 13:13 -14

Siempre se nos ha dicho que el Maestro enseñaba por parábolas para utilizar un lenguaje e imágenes cercanas al pueblo, pero esto no es lo que surge de las Escrituras. En realidad lo hacía para que solo quien tuviera percepción espiritual comprendiera su Palabra. Esto quiere decir en los hechos que sus enseñanzas solo podrían interpretarse cuando fuera derramado el Espíritu sobre la iglesia. Y esto fue solo en el día de Pentecostés cuando se iniciaba la misión apostólica, pero no durante el ministerio de Jesús/Yeshua. Durante el hasta los propios discípulos NO entendían las parábolas al punto que se alegraron cuando en la noche de la última cena su Maestro abandonó las parábolas para expresarse llanamente:

“Le dijeron sus discípulos:
‘Ahora hablas claramente
y ninguna alegoría dices’”.
Juan 16:29

De modo que la “casa de Judá” - el pueblo judío - fue “endurecido” por YaHVéH para que no tuviera “oídos para oír” el evangelio, o para que “oyendo no entiendan”. En tanto que la “casa de Israel” escucharía el evangelio ya con la unción derramada del Espíritu durante la misión apostólica y el ministerio de “las iglesias de Cristo”. Quiere decir que cuando en la introducción de su evangelio Juan afirma:

“a lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron”

Debemos entender que quienes estaban a su alrededor (que eran “los suyos” en el sentido que eran de la tribu de Judá) constituían solo una parte de ISRAEL, y que había sido “endurecida” ¿cómo podrían aceptar la Palabra y obras del Maestro cuando de antemano tenían los “ojos y oídos” cegados por YaHVéH? ¿Cómo iban a entender si no había descendido todavía el Espíritu Santo - el Consolador que revela gentilmente al oído - y que solo vendría después de la ascensión a los cielos del Resucitado? Y a tal modo era necesaria la ministración del Espíritu que aun los apóstoles fueron ganados por la duda luego de la muerte de su Maestro y antes del día de Pentecostés.

Ahora bien, ¿fue injusto el endurecimiento de los judíos como pueblo? La Palabra se encarga de explicarlo y dice que Dios/Elohim – YaHVéH – tiene misericordia de quien quiere y también endurece a quien desea (Romanos 9:18). Y en Romanos 11:25 se explica un misterio que debería ser conocido por los “gentiles”: para entender el contexto de la ministración del evangelio que estaban recibiendo:

“No quiero, hermanos,
que ignoréis este misterio,
para que no seáis arrogantes
en cuanto a vosotros mismos:
el endurecimiento de una parte de Israel
durará hasta que haya entrado
la plenitud de los gentiles”.

La parte “endurecida” de ISRAEL es el pueblo judío. Y la “plenitud de los gentiles” es el remanente de la “casa de Israel” “mezclada” en las naciones que aceptarían el evangelio por la unción del Espíritu, y también los gentiles no-israelitas que aceptarían la “luz” del evangelio y serían regenerados en su corazón con la “cirugía” del Espíritu, que está disponible a todos.

¿Pero el endurecimiento del pueblo judío seria para siempre? Es obvio que no, el trecho citado dice una vez que el evangelio haya alcanzado a la “plenitud de los gentiles” entonces los judíos, como pueblo, recibirían también la ministración del Espíritu (Zacarías 12:10) y aceptarán lo que con tanta obstinación han negado hasta hoy: que el Mesías de ISRAEL /Hijo de David es Aquel a quien adoran los cristianos desde hace veinte siglos: Jesucristo/Yeshuahamashiaj. Y que Él viene en Gloria al final de los días para todo su pueblo – “Judá” e “Israel” -. No es posible entonces que los cristianos ignoremos este misterio explicado con detenimiento por el apóstol “a los gentiles” y tengamos una actitud “arrogante” hacia el pueblo judío (tanto más cuando somos parte del mismo ISRAEL). Debemos mas bien comprender este “endurecimiento” de la “casa de Judá” como algo necesario para que el evangelio alcanzara a la distante “casa de Israel”, que en esos días estaba “ajena a la ciudadanía de ISRAEL, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. El apóstol Pablo explica en Romanos 11:30-32 el juego de desobediencias que YaHVéH planeó desde para alcanzar con su misericordia a “todo ISRAEL”

"vosotros erais, en otro tiempo,
desobedientes a Dios, pero ahora
habéis alcanzado misericordia
por la desobediencia de ellos,
así también estos ahora
han sido desobedientes,
para que por la misericordia
concedida a vosotros,
ellos también alcancen misericordia
pues Dios sujetó a todos en desobediencia,
para tener misericordia de todos.

Hay un tiempo entonces de “endurecimiento” colectivo del pueblo judío - no hablamos de individuos a los cuales el Espíritu puede despertar según su Designio – y un tiempo en que sus “ojos y oídos” serán abiertos. Entonces un remanente de Judá se unirá a un remanente de Israel el día de la restauración del Tabernáculo de David/Reino de los Cielos/Reino de ISRAEL venidero:

"Cuando llegue ese día, Judá se unirá a Israel,
y juntos regresarán del país del norte (1)
a la tierra que di como herencia
a los antepasados de ustedes (2).
Jeremías 3:18

(1) la expresión “el país del norte” hace referencia al destierro entre todas las naciones, no a un país especifico en el norte de ISRAEL. (2) “la tierra que dí como herencia a los antepasados de ustedes”,
esto es: Sión.




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